La energía del sonido vibra y crea todas las cosas. La realidad de nuestro universo se compone de ondas de energía que vibran a diferentes velocidades. Nuestras neuronas vibran según nuestros patrones de pensamiento y envían energía electromagnética al mundo que nos rodea. ![]() Voy a empezar con el hecho de que estamos viviendo en un mundo de frecuencias sonoras; que todo lo que nos rodea vibra y hace ruido. Los sonidos de los que somos conscientes y de los que no. Los sonidos que podemos escuchar conscientemente conforman la realidad que conocemos hasta ahora, basándonos en la gama arquitectónica de nuestra audición, " el mundo suena a vida “, literalmente. La energía del sonido vibra y crea todas las cosas. La realidad de nuestro universo se compone de ondas de energía que vibran a diferentes velocidades. Nuestras neuronas vibran según nuestros patrones de pensamiento y envían energía electromagnética al mundo que nos rodea. La frecuencia de vibración en la que operamos atraerá una vibración similar a nosotros. Los iguales se atraen. Las experiencias de nuestra vida son el resultado directo de nuestro estado vibracional, nuestros patrones de pensamiento y sentimientos están enviando alrededor de nosotros frecuencias que atraerán a lo que ya estamos procesando. La materia está hecha de una estructura molecular y el espacio, ya dicho por nuestros científicos (y por los antiguos sabios de la védica y las tradiciones budistas), ningún objeto es realmente sólido, sino que vibra a diferentes velocidades y lo que hace que el objeto parezca sólido. Los objetos están hechos de átomos y de quarks que vibran a diferente velocidad lo que da la impresión de solidez. Al ser conscientes de este hecho, todos estamos desarrollando lo que yo llamo el tercer oído. La conciencia es el punto de partida de todas las transformaciones. Nuestro mundo es un mundo de intercambio de energías de vibración, sonido. En la ciencia cuántica se dice que nuestra observación afecta al objeto observado, que interactúa con nuestros deseos. La observación afecta a la realidad. En un experimento controlado, los investigadores demostraron cómo un haz de electrones se ve afectado por el acto de ser observado. Nuestra influencia en nuestra realidad es ilimitada. Las partículas también pueden comportarse como ondas, sonido. Nuestra firma vibracional es el campo electromagnético de lo que somos, cuerpo, mente y espíritu. Esta energía vibratoria que somos, atrae energía similar a la nuestra. Cuando se hallan una vibración en proximidad de otra del mismo tono, ambas vibran, a ésto se le ha llamado ley de la resonancia. Nuestras experiencias se corelacionan con las frecuencias que emanamos. Así que comprendiendo este fenómeno, una persona feliz atraerá a gente feliz a su alrededor en resonancia con una frecuencia similar, una persona con pensamientos negativos estará más inclinado a ser rodeado por negatividad, y así sucesivamente. Al elevar nuestra conciencia y nuestra vibración (la conciencia de nuestros pensamientos y emociones) nuestras percepciones del mundo irán cambiando, siendo un real factor de transformación. La sanación por sonido es una herramienta para transformar nuestro campo y resonar a una frecuencia más alta, usando la ley de la resonancia, y haciendo coincidir nuestra firma vibracional al tono fundamental del universo, el poder creador de todo lo que crece, y todo lo que respira. Nuestros impulsos cerebrales vibran como todo en este Universo. El pulso del cerebro se mide como el sonido en ciclos por segundo o Hertz. La sanación por sonido puede pasar por alto los pensamientos desordenados. Con el trabajo sonoro, un punto de foco y equilibrio puede ser creado y las ondas cerebrales pueden ser arrastradas a una theta o delta modificando visiblemente el "estado de ánimo". En este punto, la fusión de las energías se facilita y el campo puede ser armonizado con "Todo Lo Que Es", restaurando el equilibrio y el bienestar. Todo sonido audible nace desde el océano de la composición desconocida que es la vida (nuestra realidad). Se está llevando a cabo dentro y fuera de nosotros mismos, somos una parte de esta sinfonía, siendo nosotros el microcosmos que refleja al universo, y, a su vez, siendo el universo nuestro espejo. Philippe Garnier |